El futuro de hidrógeno se erige como un pilar crucial en la lucha global por la neutralidad climática para 2050. Este objetivo de envergadura conlleva la gradual sustitución de energías fósiles, responsables del 70% de las emisiones de CO2, por hidrógeno renovable. Sin embargo, es vital considerar las particularidades de esta fuente energética, como su baja densidad, fragilidad y potencial explosividad.

El hidrógeno, en su forma más pura, se obtiene mediante electrólisis, descomponiendo H2O en O2 y H2, lo que requiere agua y electricidad. Se categoriza según su origen energético: hidrógeno gris, producido a partir de gas natural, prevalece en un 96% del consumo actual; hidrógeno azul se obtiene del gas natural, capturando el CO2 generado; hidrógeno rosa proviene de energía nuclear; y el hidrógeno verde se produce a partir de fuentes renovables.

Una de las claves del desarrollo de este gas renovable en nuestro pais está en la evolución de los valles de hidrógeno. El Pacto Verde Europeo establece una hoja de ruta que persigue, para 2030, que el hidrógeno renovable represente hasta el 24% del consumo energético primario, frente al actual 2%. Se plantea la instalación de 40 gigavatios de hidrógeno renovable, un salto significativo desde el 1% actual. El plan REPowerEU, aprobado el pasado año, propone la producción de 10 millones de toneladas de hidrógeno renovable y la importación de otras 10 millones de toneladas para ese mismo año.

A pesar de su historia en la industria química, refino y metalurgia, el hidrógeno vive un resurgimiento como alternativa a los combustibles fósiles. Sin embargo, enfrenta desafíos en eficiencia, infraestructura y seguridad. Su eficiencia actualmente no destaca, con pérdidas de energía de hasta el 80% en todo el proceso. Su baja densidad y propiedades físicas dificultan su transporte y almacenamiento.

Descarbonización en sectores difíciles

El hidrógeno renovable tiene potencial en la descarbonización de sectores difíciles de electrificar, pero la electrificación con energías renovables parece sólida para otros sectores. La energía solar y eólica han reducido drásticamente sus costos, posicionándose como alternativas preferibles para la descarbonización y la independencia energética.

Aunque el hidrógeno verde es prometedor, enfrenta desafíos en rentabilidad económica, eficiencia energética y limitaciones en producción y transporte. Si bien tendrá un papel relevante en la transición energética, debemos abordar sus desafíos en producción, almacenamiento y distribución. El futuro de hidrógeno es prometedor, pero también demanda soluciones técnicas para superar sus limitaciones.

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